Brasilia, 11 jul (PL) El voto favorable a la admisión de la denuncia por corrupción pasiva proferido por el relator Sergio Zveiter tuvo que caer, necesariamente, como un balde de agua helada sobre las espaldas del presidente Michel Temer.
Considerado un «independiente» dentro del gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al cual se afilió el pasado año, Zveiter echó ayer por tierra las alegaciones de la defensa de Temer y sostuvo que la acusación no es inepta ni fantasiosa, sino por el contrario contiene indicios suficientes de autoría y materialidad.
De tal suerte, el proceso que pudiera culminar con la salida (temporal en principio) de Michel Temer del Palacio de Planalto no pudo tener un comienzo más contraproducente para quien días atrás, y en un apresurado viaje a la ciudad alemana de Hamburgo, fue repetitivo al responder a más de una pregunta que tenía «preocupación cero».
Primero lo hizo cuando cuestionado sobre declaraciones del presidente interino del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), senador Tasso Jereissati, señalizando que esa fuerza debía abandonar el gobierno, negó sentirse inquieto.
«Cero, cero de preocupación» (con la base aliada), afimó Temer alegando que los «tucanos» tienen cuatro ministerios en sus manos y todos sus titulares «están muy tranquilos, ejerciendo sus funciones».
Solo que después de Jereissati también el influyente gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, insistió en el desembarque del PSDB una vez aprobadas las reformas (laboral y del sistema de pensiones) que se tramitan en el Congreso.
Después de eso -dijo- «no veo ninguna razón para seguir en el gobierno».
Por otro lado, y según un muestreo realizado por los propios operadores políticos de Planalto, seis de los siete diputados «tucanos» que integran la Comisión de Constitución y Justicia – donde es ahora evaluada la denuncia – votarían por la admisión de la misma y el consiguiente juzgamiento del gobernante en el Supremo Tribunal Federal (STF).
Temer también atribuyó una calificación nula a los posibles perjuicios que podría acarrear para él y su gobierno una delación premiada de Eduardo Cunha, ex titular de la Cámara baja, su aliado incondicional y artífice del proceso de impeahment contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff.
«Cero», se limitó a responder aún cuando otra de las líneas de investigación abiertas por la Procuraduría General de la República después que en una conversación grabada por el empresario Joesley Batista el propio Temer avalara el pago de sobornos para mantener callado a Cunha, se refiere a un probable delito de obstrucción de la justicia.
Según reportes de prensa, tanto Cunha como el empresario Lúcio Funaro, su operador de «propinas», están a punto de concluir acuerdos de delación premiada que pudieran comprometer todavía más la situación del actual inquilino del Palacio de Planalto.
Aunque, de hecho, ya comenzaron a hacerlo al corroborar que hasta ahora permanecieron en silencio porque eran pagados por la JBS, lo cual confirma los testimonios ofrecidos por Batista.
«Yo tengo la esperanza, la certeza casi absoluta, de que vamos a tener éxito en la Cámara de Diputados», expresó Temer en Hamburgo y agregó que después que los legisladores conocieran su defensa «la votación necesaria para procesar la denuncia (342 votos) no se dará».
Para ello Temer cuenta además con el respaldo del titular de esa Casa, Rodrigo Maia, de quien asegura solo recibió muestras de lealtad. Entre ellas, el hecho de mantener sobre su mesa, sin decidir aún si los admite o no, 24 pedidos de impeachment contra el mandatario.
Analistas aquí, sin embargo, contemplan la posibilidad de que Maia resuelva ampliar su cuota de poder y desbancarlo.
Y para lograrlo cuenta desde el inicio del proceso con una ventaja adicional: su cercanía con Zveiter (los dos hicieron carrera política en Río de Janeiro), quien fue secretario de su padre, César Maia, en la alcaldía carioca.
El llamado «mercado», escribió un columnista de Folha de Sao Paulo, comenzó ya a vender a Temer y a comprar a Maia, quien ha recibido a agentes bancarios y financieros para confirmarles que seguirá al pie de la letra la plataforma liberal usada por el otrora autodefinido «vicepresidente decorativo» para lograr el apoyo del empresariado.
Si el plenario de la Cámara de Diputados autoriza al STF a analizar la denuncia contra Temer, éste sera apartado por hasta 180 días y Maia asumirá su puesto.
En caso que el gobernante sea condenado, entonces su reemplazante llevará las riendas del Poder Ejecutivo por un mes más y podría candidatearse en una posible elección indirecta en el Congreso para extender su mandato hasta 2018. «Y Maia, anticipó el diario O Globo, sería, naturalmente, uno de los candidatos más fuertes».
Michel Temer: ¿preocupación cero?
Por Moisés Pérez Mok